2. Antes de cada barbacoa, me aseguraré de que la plancha de hierro fundido no esté llena de ceniza y la lavaré con regularidad.
3. Limpiaré las rejillas antes de cocinar nada.
Además del mantenimiento, también es una cuestión de higiene. Basta con utilizar un cepillo especial o lana de acero y frotar la parrilla para eliminar cualquier impureza. También puedes calentarla bajo las llamas antes de cepillarla, cerrando la tapa del Kokko para ayudar a que los restos de comida pegados se desprendan más fácilmente.
A continuación, retira la parrilla del Kokko y espera a que se enfríe un poco antes de fregarla y, por supuesto, ponte un guante antes de empezar. Los accidentes, especialmente las quemaduras, son frecuentes si no sigues ciertas normas de seguridad. Haz balance para asegurarte de que no corres ningún riesgo.Para una limpieza más a fondo, también puede utilizar un producto especial como nuestro limpiador de parrillas de acero inoxidable.
4. Cepillaré el interior de mi Kokko al principio y al final de cada temporada de barbacoa.
El interior, de color crema, se oscurecerá con el uso. No te esfuerces demasiado en decaparlo, basta con retirar las pocas cenizas y partículas que se hayan quedado adheridas a la pared.
5. El exterior se mimará con una esponja suave, agua y jabón o un producto adecuado para cerámica.
El color de Kokko es resistente y debería durar varios años. Aun así, es bonito de ver, ¿no?
6. Aunque el Kokko no se vea afectado por el mal tiempo, si no lo utilizo en invierno, lavaré todos los utensilios y accesorios y pondré mi Kokko a cubierto.
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